









Esta muestra representa el punto de llegada a nuestro país, luego de su itinerancia por Boston y Nueva York, de un conjunto de imágenes de archivo de diferentes manifestaciones públicas y políticas que tuvieron lugar en el año 1968, de diferentes focos de conflicto que marcaron el devenir y se constituyeron como puntos de inflexión de la historia. Sobre este material de archivo el artista interviene las imágenes releyendo y sobreescribiendo, con su propia caligrafía, frases emblemáticas propias de cada lugar y en su propia lengua que reactualiza en el conjunto tejiendo un nuevo campo de sentido. Estas fotografías alteradas son a su vez, en el espacio, conectadas por marcas e inscripciones construyendo así una red, una cartografía política alternativa. En este gesto de actualización del suceso histórico, en un proceso de reformulación de materiales visuales existentes, Brodsky se apropia de ellos para presionar el pasado contra el presente ofreciendo al espectador la oportunidad para identificarse y conmoverse, permitiendo la comprensión de sucesos lejanos y la reactivación de la memoria. Su intervención actúa como Zeitgeist y se resuelve en una instalación comprendida por imágenes, piezas sonoras y marcas en los muros. 1968: El fuego de las ideas ofrece una narrativa subjetiva en la que la fotografía actúa como memoria.
La imaginación al poder
Marcelo Brodsky, artista y activista de los derechos humanos, trabaja a partir de imágenes y documentos de eventos específicos para investigar problemáticas sociales, políticas e históricas mas amplias. A través de su obra busca concientizar a los espectadores sobre momentos históricos, algunos de los cuales lo forjaron, a él a su familia así como a muchos de sus amigos. Más específicamente, y como muchos de los de su generación en Argentina, Brodsky fue perseguido durante la dictadura militar, que durante siete años de reinado del terror, fue responsable de la tortura y muerte de entre 10.000 y 30.000 argentinos, incluyendo al hermano menor del artista, Fernando. Brodsky logra escapar de esa situación y vive en el exilio hasta que la dictadura finaliza en el año 1983. Aunque las experiencias personales instigan y dan forma a sus impulsos artísticos, concientizar y educar a las audiencias con la esperanza de prevenir a otros de tal terror es una de sus más fuertes motivaciones. Para hacer que los momentos elegidos y sus consecuencias sean accesibles al espectador, Brodsky aborda el medio fotográfico desde múltiples entradas. Constantemente su obra da cuenta de un profundo entendimiento del potencial poder de las fotografías, tanto algunas de ellas al momento de su creación como registros de noticas, como otras provenientes de subsecuentes publicaciones y memorias. Por décadas, Brodsky fue dueño y director de una importante agencia de fotografías en Latinoamérica. Su éxito radicó parte en su conciencia sobre qué fotografías atraerían a un mayor público internacional, y parte porque comprendió cómo utilizar secuencias de imágenes en que la percepción de una simple imagen podía cambiar al ser emparentada o secuenciada junto a otras. También entendió cómo orquestar a los textos con las imágenes de manera de dirigir la percepción de los espectadores incluso cuando las palabras parecieran ser aparentemente neutrales. Apasionado y determinado, Brodsky no tiene intenciones de ser neutral. (…) En “1968: el fuego de las ideas” Brodsky presenta las moviizaciones estudiantiles y relaciona eventos sucedidos en Argentina con la turbulencia social en todo el mundo a finales de los años sesenta. Los manifestantes estadounidenses que participaron de la Marcha de los Pobres en Washington liderada por Martin Luther King unos meses antes de su asesinato; los manifestantes en Londres en contra de la Guerra de Vietnam; en Bogotá, México, Córdoba, Río de Janeiro y San Pablo, trabajadores y estudiantes haciendo campaña juntos, en contra de los regímenes militares y otros tipos de estructuras de gobierno. Se los muestra con brazos estrechados, con banderas ondulantes y pancartas, ejerciendo una acción urbana masiva para reclamar por sus demandas. Las obras también incluyen extractos de discursos de Martin Luther King, el Che Guevara, Daniel Cohn Bendit, Herbert Marcuse y Agustín Tosco, cuyas ideas y acciones nutrieron a muchos de los manifestantes. En una pancarta de la manifestación del Mayo Francés de 1968 se muestra, el grito de “L’imagination au pouvoir” (la imaginación al poder). Más que un llamado a “decir la verdad al poder” que sonaba en otras manifestaciones de la época, los parisinos pedían por el fin de todos los límites, incluso en la imaginación. Brodsky es pragmático y directo. No pretende liberar la imaginación de toda restricción, sino potenciar su uso contra el poder corrupto y brutal. Tanto si nos invita a aprender, y a no olvidar jamás las atrocidades del pasado, a honrar a los líderes justos o, como en su más reciente campaña, a mantener la presión sobre las autoridades para resolver y enjuiciar a los responsables de los más recientes asesinatos en masa, aún impunes. Anne Tucker

Detalle
De la serie El fuego de las ideas
Año 2014-2016
Fotografía de archivo en blanco y negro de © José Silva (1968)
Intervenida con textos a mano por Marcelo Brodsky (2015)
60 x 90 cm | 26,6 x 35,4 in

De la serie El fuego de las ideas
Año 2014-2016
Fotografía de archivo en blanco y negro de © Eduardo Martinelli (1969)
Intervenida con textos a mano por Marcelo Brodsky (2014)
60 x 90 cm | 23,6 x 35,4 in

De la serie El fuego de las ideas
Año 2014-2016
Fotografía de archivo en blanco y negro de © The Gleaner Co. Ltd. (1968)
Intervenida con textos a mano por Marcelo Brodsky (2016)
60 x 90 cm | 26,6 x 35,4 in

De la serie El fuego de las ideas
Año 2014-2016
Fotografía de archivo en blanco y negro de © Patrick Nairne (1968)
Intervenida con textos a mano por Marcelo Brodsky (2015)
60 x 90 cm | 26,6 x 35,4 in

De la serie El fuego de las ideas
Año 2014-2016
Fotografía de archivo en blanco y negro de © Rodrigo Moya (1968)
Intervenida con textos a mano por Marcelo Brodsky (2014)
60 x 90 cm | 26,6 x 35,4 in

De la serie El fuego de las ideas
Año 2014-2016
Fotografía de archivo en blanco y negro de © Zanni/ RCS/Contrasto (1966)
Intervenida con textos a mano por Marcelo Brodsky (2016)
60 x 90 cm | 23,6 x 35,4 in

De la serie El fuego de las ideas
Año 2014-2016
Fotografía de archivo en blanco y negro de © Aurelio Gonzalez (1968)
Intervenida con textos a mano por Marcelo Brodsky (2016)
60 x 90 cm | 23,6 x 35,4 in

De la serie El fuego de las ideas
Año 2014-2016
Fotografía de archivo en blanco y negro de © Friedrich Rauch (1968)
Intervenida con textos a mano por Marcelo Brodsky (2015)
60 x 90 cm | 26,6 x 35,4 in

De la serie El fuego de las ideas
Año 2014-2018
Fotografía de archivo blanco y negro © Manuel Bidermanas,1968, intervenida con textos a mano por Marcelo Brodsky, 2014
Impresión con tintas de pigmentos duros sobre papel Hahnemülhe
23,6 x 35,4 in 60 x 90 cm.
Edición 7 + A/P

De la serie El fuego de las ideas
Año 2014-2016
Fotografía de archivo en blanco y negro de © Akg Images, Wenceslas Sq., Prague (1968)
Intervenida con textos a mano por Marcelo Brodsky (2015)
60 x 90 cm | 23,6 x 35,4 in

De la serie 1968 El fuego de las ideas
Año 2014-2016
Fotografía de archivo en blanco y negro de © Bruno Barbey/Magnum (1968)
Intervenida con textos a mano por Marcelo Brodsky (2015)
60 x 90 cm | 23,6 x 35,4 in

De la serie 1968, El fuego de las ideas
Año | Year 2014-2016
Fotografía de archivo en blanco y negro de © Marcelo Brodsky (1968)
Intervenida con textos a mano por Marcelo Brodsky (2014)
60 x 90 cm | 23,6 x 35,4 in

De la serie El fuego de las ideas
Año 2014-2016
Fotografía de archivo en blanco y negro de © Associated Press (Anónimo, 1968)
Intervenida con textos a mano por Marcelo Brodsky (2015)
60 x 90 cm | 26,6 x 35,4 in
Marcelo Brodsky, artista y activista de los derechos humanos, trabaja a partir de imágenes y documentos de
eventos específicos para investigar problemáticas sociales, políticas e históricas mas amplias. A través de su obra
busca concientizar a los espectadores sobre momentos históricos, algunos de los cuales lo forjaron a él, a su
familia, así como a muchos de sus amigos. Más específicamente, y como muchos de los de su generación en
Argentina, Brodsky fue perseguido durante la dictadura militar, que durante siete años de reinado del terror, fue
responsable de la tortura y muerte de entre 10.000 y 30.000 argentinos, incluyendo al hermano menor del artista,
Fernando. Brodsky logra escapar de esa situación y vive en el exilio hasta que la dictadura finaliza en el año 1983.
Aunque las experiencias personales instigan y dan forma a sus impulsos artísticos, concientizar y educar a las
audiencias con la esperanza de prevenir a otros de tal terror es una de sus más fuertes motivaciones.
Para hacer que los momentos elegidos y sus consecuencias sean accesibles al espectador, Brodsky aborda el
medio fotográfico desde múltiples entradas. Constantemente su obra da cuenta de un profundo entendimiento
del potencial poder de las fotografías, tanto algunas de ellas al momento de su creación como registros de
noticas, como otras provenientes de subsecuentes publicaciones y memorias. Por décadas, Brodsky fue dueño y
director de una importante agencia de fotografías en Latinoamérica. Su éxito radicó parte en su conciencia sobre
qué fotografías atraerían a un mayor público internacional, y parte porque comprendió cómo utilizar secuencias
de imágenes en que la percepción de una simple imagen podía cambiar al ser emparentada o secuenciada junto
a otras. También entendió cómo orquestar a los textos con las imágenes de manera de dirigir la percepción de los
espectadores incluso cuando las palabras parecieran ser aparentemente neutrales. Apasionado y determinado,
Brodsky no tiene intenciones de ser neutral.
En “1968: El fuego de las ideas” Brodsky presenta movilizaciones estudiantiles y relaciona eventos sucedidos
en Argentina con la turbulencia social en todo el mundo a finales de los años sesenta. Los manifestantes
estadounidenses que participaron de la Marcha de los Pobres en Washington liderada por Martin Luther King
unos meses antes de su asesinato; los manifestantes en Londres en contra de la Guerra de Vietnam; en Bogotá,
México, Córdoba, Río de Janeiro y San Pablo, trabajadores y estudiantes haciendo campaña juntos, en contra
de los regímenes militares y otros tipos de estructuras de gobierno. Se los muestra con brazos estrechados,
con banderas ondulantes y pancartas, ejerciendo una acción urbana masiva para reclamar por sus demandas.
Las obras también incluyen extractos de discursos de Martin Luther King, el Che Guevara, Daniel Cohn Bendit,
Herbert Marcuse y Agustín Tosco, cuyas ideas y acciones nutrieron a muchos de los manifestantes.
En una pancarta de la manifestación del Mayo Francés de 1968 se muestra, el grito de “L’imagination au pouvoir”
(la imaginación al poder). Más que un llamado a “decir la verdad al poder” que sonaba en otras manifestaciones
de la época, los parisinos pedían por el fin de todos los límites, incluso en la imaginación.
Brodsky es pragmático y directo. No pretende liberar la imaginación de toda restricción, sino potenciar su uso
contra el poder corrupto y brutal. Tanto si nos invita a aprender, y a no olvidar jamás las atrocidades del pasado, a
honrar a los líderes justos o, como en su más reciente campaña, a mantener la presión sobre las autoridades para
resolver y enjuiciar a los responsables de los más recientes asesinatos en masa, aún impunes.
Anne Tucker
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La imaginación al poder
Marcelo Brodsky, artista y activista de los derechos humanos, trabaja a partir de imágenes y documentos de eventos específicos para investigar problemáticas sociales, políticas e históricas mas amplias. A través de su obra busca concientizar a los espectadores sobre momentos históricos, algunos de los cuales lo forjaron, a él a su familia así como a muchos de sus amigos. Más específicamente, y como muchos de los de su generación en Argentina, Brodsky fue perseguido durante la dictadura militar, que durante siete años de reinado del terror, fue responsable de la tortura y muerte de entre 10.000 y 30.000 argentinos, incluyendo al hermano menor del artista, Fernando. Brodsky logra escapar de esa situación y vive en el exilio hasta que la dictadura finaliza en el año 1983. Aunque las experiencias personales instigan y dan forma a sus impulsos artísticos, concientizar y educar a las audiencias con la esperanza de prevenir a otros de tal terror es una de sus más fuertes motivaciones. Para hacer que los momentos elegidos y sus consecuencias sean accesibles al espectador, Brodsky aborda el medio fotográfico desde múltiples entradas. Constantemente su obra da cuenta de un profundo entendimiento del potencial poder de las fotografías, tanto algunas de ellas al momento de su creación como registros de noticas, como otras provenientes de subsecuentes publicaciones y memorias. Por décadas, Brodsky fue dueño y director de una importante agencia de fotografías en Latinoamérica. Su éxito radicó parte en su conciencia sobre qué fotografías atraerían a un mayor público internacional, y parte porque comprendió cómo utilizar secuencias de imágenes en que la percepción de una simple imagen podía cambiar al ser emparentada o secuenciada junto a otras. También entendió cómo orquestar a los textos con las imágenes de manera de dirigir la percepción de los espectadores incluso cuando las palabras parecieran ser aparentemente neutrales. Apasionado y determinado, Brodsky no tiene intenciones de ser neutral. (…) En “1968: el fuego de las ideas” Brodsky presenta las moviizaciones estudiantiles y relaciona eventos sucedidos en Argentina con la turbulencia social en todo el mundo a finales de los años sesenta. Los manifestantes estadounidenses que participaron de la Marcha de los Pobres en Washington liderada por Martin Luther King unos meses antes de su asesinato; los manifestantes en Londres en contra de la Guerra de Vietnam; en Bogotá, México, Córdoba, Río de Janeiro y San Pablo, trabajadores y estudiantes haciendo campaña juntos, en contra de los regímenes militares y otros tipos de estructuras de gobierno. Se los muestra con brazos estrechados, con banderas ondulantes y pancartas, ejerciendo una acción urbana masiva para reclamar por sus demandas. Las obras también incluyen extractos de discursos de Martin Luther King, el Che Guevara, Daniel Cohn Bendit, Herbert Marcuse y Agustín Tosco, cuyas ideas y acciones nutrieron a muchos de los manifestantes. En una pancarta de la manifestación del Mayo Francés de 1968 se muestra, el grito de “L’imagination au pouvoir” (la imaginación al poder). Más que un llamado a “decir la verdad al poder” que sonaba en otras manifestaciones de la época, los parisinos pedían por el fin de todos los límites, incluso en la imaginación. Brodsky es pragmático y directo. No pretende liberar la imaginación de toda restricción, sino potenciar su uso contra el poder corrupto y brutal. Tanto si nos invita a aprender, y a no olvidar jamás las atrocidades del pasado, a honrar a los líderes justos o, como en su más reciente campaña, a mantener la presión sobre las autoridades para resolver y enjuiciar a los responsables de los más recientes asesinatos en masa, aún impunes. Anne Tucker
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